viernes, 18 de noviembre de 2011

Si vas por la tierra ...

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Qué poco dura a veces la esperanza, la esperanza de que los tiempos van ha mejorar, que al fin llegan los vientos mejores, que no tendremos que forjar con harto sudor o lágrimas una visión, un sueño.


Que somos como el vigía del Titánic, que tenemos casi al frente la mole de hielo que nos puede hundir y los tripulantes no lo sienten, no sintonizan el peligro. Si defendemos la vida, no solo brincamos por la nuestra, nos envuelve a todos, porque todos respiramos y todos bebemos lo vital.


Nos encontramos en una nave que en el espacio infinito del universo hasta nos sentimos únicos, porque la gran coincidencia de las leyes naturales nos dicen que somos casi irrepetibles, el mundo y sus criaturas.


Entonces ¿por qué no nos entedemos?, ¿por qué no nos entienden? La naturaleza, producto de millones de años de asentamiento ecológico merecen respeto, porque en ello se fundamenta nuestro futuro como especie.


Porque simple o alegremente por un puñado de dólares tijereteamos el ciclo natural de las cosas, trastocamos vida por utilidad, peor, por capital. Persistimos en los caminos que nos llevan inoxorablemente a las curvas del diablo. Porque llegaremos a un punto en donde o nos integramos como nación o emergerán fronteras de rabia y odio por objetivos que siempre debieron ser comunes.


Que los apus también hagan su tarea, porque hay gentes heridas por el trato a la madre tierra.
Aire puro, tierra sana, agua limpia, ¿es mucho pedir?.


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Sólo una condición: Con respeto